NASA recorta el contrato de Starliner y fija su próximo vuelo sin tripulación
La agencia modifica el acuerdo con Boeing y reordena el calendario hacia 2026 tras los problemas de la misión tripulada de 2024
NASA anunció este martes, 25 de noviembre de 2025, una modificación sustancial del contrato del programa Commercial Crew con Boeing: el número de misiones operativas de Starliner pasa de seis a cuatro y el siguiente vuelo será sin tripulación. La decisión llega después del tropiezo del vuelo tripulado de 2024, cuando la nave sufrió fallos de propulsión y los dos astronautas prolongaron su estancia en la Estación Espacial Internacional (EEI) durante alrededor de nueve meses. Con el ajuste, la agencia pretende concentrar recursos en las pruebas de seguridad y reencaminar la certificación hacia 2026.
El recorte contractual incluye un vuelo no tripulado y hasta tres rotaciones de astronautas, mientras que dos misiones adicionales quedan como opcionales. Además, según comunicó la agencia, el valor del contrato se reduce y el equipo de ingeniería prioriza ensayos del sistema de propulsión antes de autorizar el siguiente viaje con personas a bordo. En clave española, el movimiento no altera a corto plazo la continuidad de experimentos gestionados por la ESA y centros nacionales en la EEI, pero sí reordena la «redundancia» de asientos y cargas, que seguirá descansando sobre Dragon (SpaceX) mientras Starliner culmina su certificación.
Un viraje para ganar tiempo: pruebas, calendario y efectos en Europa
El cambio contractual persigue reducir riesgos y anclar un calendario creíble. El próximo vuelo, designado «Starliner-1», se ejecutará sin tripulación a más tardar en 2026 y servirá para validar los cambios en el sistema de propulsión y maniobra, que falló en el acercamiento a la estación durante la misión de junio de 2024. En paralelo, la agencia mantiene la estrategia de dos vehículos estadounidenses capaces de llevar astronautas a la órbita baja para evitar dependencias externas, un principio que cobra relevancia ante los planes de retirada de la EEI en torno a 2030 y el tránsito a estaciones comerciales.
Para España, el principal impacto es indirecto: la planificación de campañas científicas con participación nacional (microgravedad, biomedicina, observación de materiales o demostradores tecnológicos del CDTI y universidades) se apoya en ventanas de carga y calendario de tripulaciones coordinados por la ESA. Con Starliner en fase de ajustes, la mayor parte de rotaciones seguirá canalizándose vía Dragon, lo que estabiliza los plazos de envío y retorno de muestras pero limita, por ahora, la diversidad de vectores de acceso. A medio plazo, una Starliner certificada reequilibraría la oferta, con potencial para mejorar la logística de carga blanda y la flexibilidad de asientos europeos.
«NASA y Boeing continúan probando de forma rigurosa el sistema de propulsión de Starliner en preparación para dos posibles vuelos el próximo año; esta modificación nos permite centrarnos en certificar el sistema con seguridad en 2026», señaló Steve Stich, responsable del Commercial Crew Program.
En términos industriales, el ajuste no cambia la lógica de cadena de suministro europea: Airbus Defence and Space, Arianegroup y empresas españolas del ecosistema de componentes y software crítico siguen más expuestas a programas de la ESA (Ariane 6, Copernicus, Vigil, ExoMars) que al Commercial Crew estadounidense. No obstante, cualquier avance en el acceso tripulado a la órbita baja abre oportunidades de instrumentación y servicios en tierra en los que participan compañías y centros españoles (seguimiento, telecomando, procesamiento científico), especialmente de cara al escenario de estaciones comerciales post-EEI y a la participación de astronautas europeos.
- Qué: reducción de vuelos contratados de Starliner de seis a cuatro y próximo vuelo sin tripulación.
- Quién: NASA y Boeing, en el marco del programa Commercial Crew de la agencia estadounidense.
- Cuándo: anuncio oficial el 25-11-2025; objetivo de certificación en 2026 y servicio hasta 2030.
- Dónde: operaciones desde Cabo Cañaveral (SLC-41) y la EEI; impacto global en la planificación de rotaciones.
- Por qué: fallos de propulsión en 2024, necesidad de ensayos adicionales y priorización de la seguridad.
La secuencia prevista contempla una misión de carga para verificar «end to end» los cambios y, después, hasta tres rotaciones con astronautas si las pruebas cumplen los criterios. Mientras tanto, SpaceX continuará cubriendo el grueso de rotaciones para la EEI tras recibir adjudicaciones adicionales en los últimos años. NASA insiste en que la existencia de dos sistemas certificados es esencial para la resiliencia: si una cápsula se queda en tierra, la otra garantiza continuidad de tripulaciones y de líneas de investigación, clave para no perder campañas completas en microgravedad. Esa continuidad repercute en proyectos de universidades españolas y del CSIC que programan experimentos con ventanas muy estrechas.
La revisión del contrato llega también con un ajuste económico: la reducción de vuelos conlleva una rebaja del importe global y reorienta partidas a ensayos y corrección de no conformidades. Boeing sostiene su compromiso con el programa y con la hoja de ruta hacia la certificación; NASA, por su parte, mantiene el discurso de seguridad y aprendizaje de lecciones del vuelo tripulado de 2024. En el corto plazo, la industria observa el encaje de Starliner en un mercado donde Dragon domina la logística de tripulación de la EEI y donde emergen proyectos de estaciones privadas que podrían demandar servicios mixtos de carga y pasajeros en la segunda mitad de la década.
Contexto y fuentes: comunicados y declaraciones de NASA y Boeing sobre la modificación del contrato y el próximo vuelo sin tripulación; cobertura de agencias internacionales especializada en espacio; documentación pública del programa Commercial Crew y cronogramas de la EEI.